Cuatro botones dorados, que podíamos usar en la bodega para degustar los deliciosos vinos de Monje acompañados de pequeñas degustaciones gastronómicas.  Se sirvieron los clásicos tinto tradicional, rosado Bibiana, Hollera de maceración carbónica y Dragoblanco. Nos sorprendió encontrar el magnífico listán negro y el moscatel blanco, aunque el esperado de la velada era el nuevo tinto monje, ligadura de tradicional y Hollera. Como todo, esto depende del paladar de cada uno. Personalmente me parece un vino maravilloso. El tradicional es un vino profundo, compacto, un clásico vino tinto. Hollera, por otra parte, es bastante aromático, muy frutal y más fresco. Al unir ambos mundos se ha generado algo mágico y es lograr un vino con la nariz del Hollera y la boca, casi, del tradicional. “Un tinto para mujeres”, decían algunos. Y aquí abrimos el picaresco debate.