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Ruta de las Tradiciones con El Cardón

Información básica

  •  Horario: Atención al público de lunes a viernes de 10.00 a 14.00 horas. Esta actividad se realiza los sábados previa reserva.

 

  • Precio: Sin transporte 30€, con transporte 35€ (menores de 12 años -25% descuento).

 

  • Duración: 4 horas más traslados.

 

  • Contacto El Cardón: +34 922 127 938

 

  • Ubicación: Hotel Vincci Selección Buenavista Golf&Spa 5* Lujo. Buenavista Tenerife.

No se llama las rutas de las tradiciones porque suene bien. Nos encontramos en la costa con una de las guías de El Cardón, Rosalía, quien nos lleva hasta el Parque Rural de Teno hacía la zona alta, en los Bailaderos, a unos ochocientos metros sobre el mar. Hay variadas teorías en cuanto al nombre del pequeño pueblo de casas desperdigadas y ochenta vecinos. Desde rumores supersticiosos sobre brujas, hasta un lugar de encuentro, jolgorio y bailes. Atravesando el frondoso valle del Palmar ascendemos por una estrecha carretera hasta esta parte de Teno Alto. El día es estupendo, no hay bruma y la claridad luminosa del cielo permite que puedan otearse La Palma y la Gomera en el horizonte.

 

Esta ruta no está tan transitada como el descenso a Masca, que suele ser una de las visitas más ofertadas y concurridas. Por ello, uno puede tener el privilegio de explorar estos hermosos parajes cargados de historia casi en la soledad de sus sentidos.  Ya desde el principio entrevemos que El Cardón, por medio de Rosalía (bióloga, guía oficial y amante de lo canario, en especial de su flora), ha preparado un acercamiento no sólo al entorno de Teno sino a su historia, a su legado. Quizás muchos crean que basta con dirigirse a Teno en coche y caminar, aunque no es una zona muy frecuentada por la gente isleña, pero resulta extraordinario ver y participar de todo este universo través de los ojos de todos los integrantes de la experiencia. Cuando uno acaba, tiene la sensación de que no sólo ha caminado por un lugar hermoso y lleno de contrastes, sino de haberse adentrado en tradiciones y costumbres con personas que no han representando un papel, sino que han mostrado cómo viven y vivían en esta parte de la isla.

 

Rosalía confeccionó una travesía que traza un ocho y que esconde más sorpresas de las que uno puede sospechar. Comienza mostrándonos los endemismos canarios. Nos habla de la laurisilva que vuelve a nacer, de los fayales, brezales, crestas de gallo y laureles; entre otros.  Allí se conoce todo el mundo y mientras se cruzan barrancos y terrazas de cultivo van apareciendo casas antiquísimas que albergan familias enteras. Hay allí ancianos que cuentan anécdotas fabulosas. Sepan que no hace muchos años, antes de que hubiera carretera era bastante difícil llegar hasta Buenavista. Los Bailaderos solo tenía dos rutas para arribar al casco urbano: un descenso muy técnico y escarpado a través del Camino del Risco ( me viene a la cabeza la palabra enriscarse), que es mucho más directo que el otro, y el callejón de Teno que, si bien era más seguro y apacible, tomaba unas cuatro horas hasta Buenavista. Vive por allí un hombre mayor que recuerda haber alcanzado Buenavista en tan solo una hora por el camino del Risco. Imaginen que había que bajar hasta el médico para contar los síntomas de un enfermo que no puede viajar, y luego imaginen un grupo de jóvenes hermanos haciendo carreras de relevo pasándose el medicamento y entenderán lo aislado que estaba, y en parte está, el Bailadero.

 

Seguimos andando mientras Rosalía nos regala con pasión todo lo que sabe cuando vemos dos parejas de cuervos y, entonces, oímos un silbo Gomero. Si mi diccionario no se equivoca, dice: “buenos días”. Se trata de Damián. Un joven de Los Silos, amante de la cultura canaria, que hace aparición con una lanza de unos cuatro metros con la que práctica el Salto del Pastor. Nos cuenta todos los aspectos históricos y técnicos, así como juegos del Salto. Pero no se queda ahí, sino que hace una gran demostración de su utilización, cerrando su intervención con un salto a regatón muerto, que es cuando se salva una distancia mayor que la longitud de la lanza.  Nos despedimos de Damián y Rosalía nos lleva hasta una montaña. Por el camino el viento sopla con fuerza y se nos muestra el paisaje lunar de Teno Alto y su parte más seca, donde antaño se cultivaba mucho trigo y  hoy pueden verse bastantes eras. Cuando llegamos a la montaña el viento cesa y al cobijo de ella accedemos a un lugar que los vecinos tienen por sagrado y al que, por respeto, prefieren no acudir. Es allí donde se guardaban y guardan las cajas mortuorias que utilizaban para trasladar a los difuntos formado amplias comitivas. Rosalía se esmera por transmitirnos todo ese respeto y preservar el halo sacro de la montaña donde el viento no sopla y la bruma  envuelve todo.

 

No se acaban aquí las tradiciones. En un aparte del camino vemos una construcción de piedra que nos llama la atención. Rosalía nos dirige hasta allí. Entonces comienza a juntar tierra, a tamizarla y pasarla de un cubo a otro. La humedece, la amasa y, utilizando diversos instrumentos, acaba por enseñarnos una teja artesanal. La zona en la que estábamos es donde antiguamente los maestros tejeros de Teno hacían las tejas utilizando aquella vieja construcción de piedra, que resultó ser un horno. Hace tiempo los ancianos del lugar se reunieron y entre todos pusieron en común sus recuerdos, hasta que se consiguió recuperar la forma artesanal de elaborar tejas.

 

Seguimos paseando y visitamos el lugar de trabajo de Alexander, un joven norteño que cuenta con 130 cabras y que elabora quesos con mucho mimo. Atender a las cabras en todas sus necesidades es una labor que ocupa los trescientos sesenta y cinco días del año. De hecho no podemos verle a él, quien nos explicaría los pormenores del queso, pero sí a sus cabras y baifos. Regresamos al centro de Los Bailaderos y visitamos la casa de comidas de Cipriana. Tenemos hambre y queremos probar el afamado queso de cabra de Teno, que no se pasteuriza sino que se hace con el calor de la ubre de la cabra y que cuaja de forma totalmente artesanal. Nos sirven una generosa porción acompañada de vino de Teno alto, que tiene un color rosado y un sabor joven y fresco.

 

Se ha intentado ofrecer un resumen de la ruta de las tradiciones, que dura lo que uno quiere que dure, pues en todo momento El Cardón quiere vivir una experiencia con sus acompañantes y usted no percibirá que haya un horario que cumplir. Disfrutará y volverá a casa más sabio, impactado por la belleza y la historia, por la tradición y sus gentes. Pero es difícil plasmar todo lo vivido y hacer justicia a todo lo que allí hay. Cuando uno visita un parque temático, se aproxima a una representación artificial de una época. Con la ruta de las tradiciones uno conoce la realidad del lugar, sin artificios, simulaciones o añadidos forzados;  solo verá naturalidad, verdad y belleza. Lo de la ruta de las tradiciones no es solo un nombre. No pierda la oportunidad y adéntrese en nuestra historia con El Cardón. 

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