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Ruta histórica en la Calle de La Noria, Santa Cruz.

 

 

Información básica

  •  Horario: Las rutas se realizan cada día a diferentes horas.

 

  • Precio: Esta experiencia es gratuita.

 

  • Duración: 1 hora

 

  • Contacto Sociedad de Desarrollo: +34 922 533 553

 

  • Ubicación: Frente a TEA y MNH. Entrada "Avenida Marítima" de Santa Cruz.

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     Un pequeño bulevar cargado de historia. No es necesario viajar demasiado atrás en el tiempo para conocer la vida de La Noria. Por supuesto, entre sus callejuelas laten susurros de la conquista y del ataque de Nelson;  pero su resurgir lo encontramos a principios de los 90. Cientos de obreros tomaron las calles santacruceras para llenarlas de aceras, parques, calles y plazas. El cambio no se aceptó con facilidad, claro, pero con el paso del tiempo podemos apreciar la belleza de nuestra ciudad capitalina y la importancia de sus innumerables zonas peatonales. A pesar del movimiento que comenzaba a observarse en Santa Cruz, barrios como El Toscal o La Noria, permanecían  obcecados en su viejo andar, en sus estrechas y oscuras callejuelas, como un anciano agotado que solo espera la muerte. Barrios llenos de casonas antiguas y recuerdos de nuestro pasado que, sin embargo, envejecían a pasos agigantados  bajo la atenta mirada de los santacruceros. Aquellas edificaciones, que se alzaban como vestigios de la Santa Cruz del principio, parecían condenadas a desaparecer y dejar paso a la innovación arquitectónica que se estaba viviendo en la ciudad. Entonces, en el momento adecuado, un estructurado plan de reconversión cargó de aire los pulmones de nuestros viejos barrios, reformando los edificios que estaban a punto de desplomarse, pintando y arreglando fachadas;  hasta convertir La Noria en lo que vemos hoy: un precioso bulevar que luce radiante, sembrado de terrazas y restaurantes únicos que “por la noche arden de música y movimiento y durante el día resulta delicioso para pasear y acercarse al centro cultural de la ciudad.”

 

     Pasear en silencio, tranquilo, observando cada placa en la pared, cada puerta, sus ventanas; es absolutamente fascinante. Visitamos la reconocida Iglesia de la Concepción, la casa en la que vivió Benito Pérez Armas, la vieja Fábrica de Tabaco, el Teatro Guimerá y el lugar en el que se matriculó el primer automóvil que se trajo a Santa Cruz. Siglos y siglos de historia recogidos en no más de cinco callejuelas. Algo que nos llamó muchísimo la atención es que los adoquines que rodean la Iglesia de La Concepción son los auténticos de la ciudad. 

 

     Los restaurantes y terrazas inundan la calle, dotándola de movimiento y vida. Cada local es único en su decoración, menú, espacio;  no encontraríamos dos iguales o con servicios similares. Lo bello es que están asentados en las viejas casonas del barrio y entrar solamente para disfrutar de sus suelos de cerámica o esos vertiginosos techos de madera, vale la pena.  En esta ocasión nos decantamos por La Hierbita, un restaurante de comida tradicional canaria que ofrece la posibilidad de elaborar un menú personalizado desde casa. La decoración es absolutamente mágica. Una mezcla entre ayer y hoy, lo viejo y lo nuevo, en un espacio cálido y acogedor. Allí degustamos dos vinos de la isla: El Mocanero (tinto) y un blanco afrutado de Gran Tehyda. Este último resulta especialmente particular porque ,en boca, deja pequeñas burbujitas propias de la fermentación que acompañan de un modo único el sabor ácido de la piña de este vino. 

 

     La Calle de La Noria es el lugar idóneo para desaparecer y visitar cualquier punto de la ciudad. Desde la zona cultural e histórica, hasta el modernísimo auditorio de Calatrava o la Plaza de España. Un barrio que, como el vino, requiere de paciencia y los cinco sentidos para ser disfrutado. Nosotros repetiremos, ¿y tu?

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